Finetwork estrenó este miércoles el octavo programa de “Uno Más Uno son Tres”, producido por Proagma. En esta entrega, Joaquín Sánchez y Fernando Romay han recibido como invitados especiales a Alaska y Mario Vaquerizo, una de las parejas más estables y queridas del mundo del espectáculo.
La mezcla de vivencias y personalidades de los cuatro participantes en esta octava entrega, que ha contado con cierto sabor mexicano gracias a las raíces de la cantante y presentadora, ha servido para rememorar cómo fue ese flechazo entre Mario y la que era -y continúa siendo- su jefa hace ahora 23 años. “Yo un día después de un concierto, me arriesgué, y no gana el que no arriesga. Le di un “piquito” y me correspondió. Luego me echaron del trabajo por enrollarme con la estrella de la compañía”, admite Vaquerizo entre bromas.
De esta manera, ambos invitados han recordado divertidas anécdotas relacionadas con su pedida en un after situado en el madrileño municipio de Leganés y su posterior boda en Las Vegas, entre tequilas, malentendidos en inglés y disfraces de Dolly Parton y del rey del rock. Además, el propio Mario, el alma de la comida, ha detallado en “Uno Más Uno son Tres” el divertido origen de su apodo deportivo, “el Salinas de Cambrils”, además de interpretar junto a Romay y Joaquín el estribillo Me encanta (I love it), el hit de su grupo musical las Nancys Rubias.
Para finalizar, tuvo lugar la habitual llamada a ciegas, todo un clásico de “Uno Más Uno son Tres”, en la que Alaska mostró su lado más socarrón al hacer creer a su amiga, la actriz y cantante Topacio Fresh, que se había puesto en contacto con ella el portavoz del gobernador de Alaska (Estados Unidos) para proponerle ser imagen del estado durante un año.